Retenciones: el alivio no llegó para la soja y crece el malestar en el campo salteño

El Ministerio de Economía de la Nación anunció la extensión de la reducción temporal de retenciones para las exportaciones de trigo y cebada hasta el próximo 31 de marzo. 

Sin embargo, la medida no incluye a otros cultivos como la soja y el maíz, cuyas alícuotas volverán a aumentar a partir de julio, generando malestar entre los productores agropecuarios.

En diálogo con Informate Salta, el productor salteño Lucas Elizalde expresó su preocupación por la decisión del Gobierno nacional. “La suba de retenciones representa un impacto negativo, los márgenes de los productores son muy malos y esta pequeña baja que habían hecho generó un pequeño alivio. Pero el hecho de que vuelvan a subir impacta negativamente al productor no solo en lo económico sino en lo anímico”, sostuvo.

Según Elizalde, la situación actual genera incertidumbre y desalienta la producción. “Con este cambio, la soja debería bajar por lo menos un 5%. Además, las cosechas se demoraron y gran parte de la venta se va a realizar con las retenciones más bajas, desalentando las cosechas del año que viene”, explicó.

El productor también destacó que la producción de soja en la provincia de Salta ha venido disminuyendo en los últimos años, en parte por las condiciones del mercado y por decisiones como esta. “No va a desaparecer la cosecha, pero hay otras alternativas. Fue mermando la superficie en los últimos años. A nivel nacional es muy poco representativo el impacto: estamos hablando entre un millón y un millón doscientas mil toneladas que se producen en Salta, en comparación a las 50 millones de toneladas que se producen en el país”, detalló.

Por último, Elizalde se mostró cauteloso sobre posibles cambios en el esquema de retenciones: “Yo creo que mientras controlen el superávit fiscal van a ir planificando una baja de retenciones, pero no sabría decirte ni cómo ni cuándo”.

La medida del Gobierno busca apuntalar al sector cerealero, aunque deja en evidencia la disparidad de tratamiento entre las distintas economías regionales, y abre el debate sobre la necesidad de una reforma integral del esquema impositivo que rige para las exportaciones agropecuarias.