En Salta, el INTI también está preocupado por las transformaciones anunciadas por Nación
Entre los organismos más afectados por las transformaciones anunciadas por Nación, se encuentran el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (Inti), los cuales, según el Decreto 462/2025 del Poder Ejecutivo, ambos institutos perderán su jerarquía y autonomía, pasando a formar parte de la Secretaría de Agricultura y la Secretaría de Industria, respectivamente.
El Inti, cuyas funciones incluían la investigación y mejora de técnicas de elaboración de materias primas y el desarrollo de uso de materiales locales, ve su reestructuración mencionada específicamente en el artículo 46 de la normativa, en base a lo publicado en el Boletín Oficial.
Esta noticia ha causado su impacto a nivel local: Guillermo Boudino, director del INTI Salta, advirtió que la disolución del organismo dispuesta por el Gobierno nacional pone en riesgo la seguridad de la población, los estándares de calidad industrial y la autonomía tecnológica del país.
Así lo dijo en diálogo con FM Profesional, donde denunció una “enorme irresponsabilidad” y un “desconocimiento total” de la función que cumple el Instituto que está por transformarse. A esto, calificó la medida como “gravísima”, y sostuvo que no se trata solo de recortes presupuestarios, sino de un “ataque directo a la independencia tecnológica de la Argentina”.
Boudino recalcó igualmente que, con la medida de Nación, “nos enfrentamos a una pérdida estructural, no solo de empleos, sino de soberanía tecnológica, de capacidad de control del Estado, y de resguardo para los consumidores; confundir administrativos con técnicos de laboratorio o profesionales especializados demuestra un nivel de desconocimiento brutal”.
Como dato, se enumeró que en Salta, el organismo tiene un equipo de 26 personas, aunque llegó a contar con 40 técnicos y profesionales antes del actual proceso de achicamiento. “Desde Salta controlamos las estaciones de servicio, las balanzas de exportación, los medidores de agua, y toda la infraestructura de medición industrial; sin esa vigilancia, no hay forma de garantizar calidad, ni evitar fraudes”, explicó.
“Nadie va a auditar si las tetinas de las mamaderas son seguras, si los juguetes no tienen pinturas tóxicas o si las pilas contienen mercurio”.